Adelgazar tras una reducción de pecho puede afectar notablemente al cuerpo. Más aun tratándose de la zona de los senos donde la piel es mucho más sensible y delicada, independientemente de la edad de la paciente.
Cuando la paciente decide someterse a una intervención para mejorar la apariencia física, el profesional le hará cuestiones sobre hábitos y costumbres, así como preguntas sobre cómo ha variado su peso a lo largo de su vida.
Veamos cuáles son las situaciones que se producen al adelgazar después de una reducción de pecho.
Los cambios de peso tras una operación de reducción de pecho, pueden llevar a una alteración de los resultados estéticos logrados. No existen unos riesgos graves ligados a las cirugías de seno y los resultados no sufren de mucho cambio si la paciente adelgaza.
En cambio, si el tejido graso de los pechos se reduce drásticamente tras un adelgazamiento repentino, los implantes pasarán a ser más notables y visibles. Más aún si se están puestos frente al músculo pectoral y bajo la glándula mamaria.
Los efectos que pueden aparecer tras adelgazar después de una operación de reducción de pecho, son la ondulación del implante y la visibilidad de este.
En ese caso hay que estudiar la posibilidad de una cirugía de revisión o directamente la sustitución de los implantes. Esto solo sucede cuando la paciente adelgaza mucho y de modo rápido.
En el caso de que en la operación se hayan usado las células de grasa de la propia paciente, para así mejorar la apariencia de los pechos, el adelgazamiento significativo puede causar notables inconvenientes estéticos.
Los profesionales aconsejan que, tras una intervención de reducción de senos y con el objetivo de mantener los resultados, la paciente conserve un peso estable con unas variaciones que nunca superen los 2kg al mes.
Debemos tener presente que las células grasas que se han introducido en las mamas durante la intervención, empezarán a comportarse como si hubiesen estado toda la vida allí. Esto se debe a que crean una red sanguínea para sobrevivir.
Esta situación es muy común en los primeros meses tras la operación. Medio año después, la grasa de los pechos actuará en función de las variaciones de peso (sobre todo ante la pérdida). Es del mismo modo que lo hacía la grasa que se encontraba al principio en las mamas.
Y, cuando se comienza a perder peso, muy pocas veces se rellenan las zonas donde la paciente quiere adelgazar, como la zona abdominal. Habitualmente, lo que deriva del adelgazamiento es una notable pérdida de peso que se refleja más en la cara y los pechos.
Por esa razón, es crucial entrar a quirófano a reducirse los pechos solo cuando la paciente está segura de que logrará mantener su peso de modo estable y a largo plazo.
Adelgazar tras una reducción de pecho acarrea, como hemos visto, bastantes inconvenientes que pueden alterar el buen resultado de la cirugía plástica.