Las orejas pueden ser el origen de numerosos complejos o, simplemente, hacer que nuestro aspecto físico no nos guste tanto. Su apariencia puede corregirse fácilmente mediante una otoplastia, una sencilla intervención con la que se puede devolver a las orejas a una posición más natural, disminuir visiblemente su tamaño o corregir determinados aspectos que mejoran nuestra imagen.
En la intervención se modela la forma deseada de las orejas mediante puntos de incisión en la parte posterior, de tal manera que la cicatriz no es visible. En escasos casos, puede ser necesario limar también el cartílago para un mejor resultado. En menos de dos horas se acaba con un complejo que puede habernos acompañado durante años.
Los casos en que se recomienda una otoplastia son aquellos adultos que quieran mejorar su aspecto físico. Además, también puede aplicarse a niños a partir de cinco años, puesto que es cuando la estructura anatómica de la oreja ha crecido casi completamente y puede moldearse. De esta manera se pone solución a la repercusión psicológica que la apariencia de sus orejas puede tener en él y que le acompañaría durante años.
En la primera visita se realiza una exploración y un diagnóstico para elegir el tratamiento más adecuado. El Doctor Díaz Gutiérrez, cirujano plástico en Madrid, sopesa las ventajas e inconvenientes en cada uno de los casos y resuelve todas nuestras dudas en torno al procedimiento.
Objetivos a conseguir
La otoplastia permite mejorar el aspecto físico de las orejas y corregir algunas imperfecciones con las que mejorar nuestra imagen. El doctor lo consigue de una de las siguientes maneras:
- Aproxima las orejas separadas a su zona natural.
- Restaura los pliegues naturales.
- Modifica las alteraciones de la forma.
- Cambia el tamaño relativo de las orejas con relación a la cara.
- Restaura la armonía facial.
La recuperación de la otoplastia resulta sencilla. Salvo niños pequeños, que duermen una noche en el centro hospitalario, se da el alta el mismo día. Los pequeños dolores que pudieran derivarse en los días posteriores se resuelven con medicación pautada.
Tras la intervención se pone una orejera ortopédica que ha de llevarse durante dos semanas y que, en las siguientes, únicamente en los momentos en que se esté en casa.