Tener un pecho voluminoso no siempre es sinónimo de belleza. El pecho bonito es aquel cuyo tamaño es proporcional a la fisionomía de cada mujer. La reducción de pecho es, en estos casos, la única solución para corregir el peso y dimensiones de unas mamas excesivamente grandes que pueden ocasionar graves problemas de salud y psicológicos.
La hipertrofia mamaria es el término médico para referirse a unas mamas de tamaño excesivo, una patología también conocida como gigantomastia. Normalmente, suele desarrollarse durante la pubertad siendo la genética y la obesidad los principales y más claros causantes de la anomalía.
Consecuencias de la hipertrofia
El peso de las mamas repercute directamente al esfuerzo que necesita realizar la columna vertebral para mantener erguida a una persona. Es por ello, que una de las consecuencias más preocupantes son los efectos negativos que el exceso de peso del pecho provoca en la espalda.
A los dolores en la parte lumbar, el síntoma del que se tiene una mayor conciencia, se suma el riesgo de la aparición precoz de artrosis que puede ocasionar el esfuerzo por sujetar tanto peso. Así como problemas para caminar, dolores en el cuello y hombros y hasta desviaciones posturales, motivadas por la búsqueda continua de una postura que pueda aliviar todas las molestias ocasionadas por la hipertrofia.
Y si todo esto fuera poco, las mujeres que padecen esta anomalía también suelen presentar cuadros depresivos y una baja autoestima, al no aceptar su cuerpo ni poder realizar una rutina normal al tener numerosas dificultades para realizar cualquier tipo de deporte, actividad o incluso las labores del día a día más habituales.
Reducción de pecho como tratamiento
Afortunadamente la cirugía estética cuenta un tratamiento idóneo para devolver a las mujeres que padecen hipertrofia su calidad de vida y autoestima: la reducción de pecho.
A través de esta intervención, se elimina una cantidad importante de grasa de cada mama, reduciendo con ello el peso que la espalda debe soportar. Además, se extirpa la piel sobrante e, incluso, se actúa sobre la aureola para adaptar su tamaña a la nueva forma y dimensión de la mama. Se trata de solucionar un problema físico y de salud, pero también de proporcionar a la paciente un busto bonito y con el que se sienta satisfecha.
Para lograr ese resultado, suele ser habitual también en estos casos el tener que realizar una elevación del pecho para corregir la posición de las mamas, las cuales, debido al peso, pueden haber sufrido un alargamiento de la mama.
La intervención se realiza bajo anestesia general y, por norma habitual, la paciente debe permanecer un día ingresada en el hospital tras la operación. La comunicación entre médico y paciente es tan importante en la fase de preparación de la operación como en el postoperatorio. Siguiendo todas las recomendaciones médicas, las pacientes suelen retomar su rutina al cabo de unas cuatro semanas.
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