
¿Qué es un seroma tardío?
El seroma tardío puede describirse como la acumulación de fluidos serosos en las zonas intervenidas. En la mayoría de los casos el problema desaparece por sí solo, pero no siempre es así.
¿Cuáles son las causas del seroma tardío?
Aunque el problema puede aparecer después de cualquier intervención, lo cierto es que se da con mucha más frecuencia en los siguientes casos:
- Cirugías extensas y complejas
- Cirugías que precisan drenaje después de la intervención
- Cirugías que pueden resultar lesivas para los tejidos
- Predisposición genética a la aparición de seromas
¿Cuáles son los principales síntomas del seroma?
- Hinchazón o abultamiento en la zona de la cicatriz.
- Piel enrojecida o caliente.
- Molestias
Hablamos de una complicación que puede surgir en las operaciones de cirugía plástica. Sobre todo, en aquellos tratamientos en los que se reduce el volumen o la grasa de una zona concreta. Es el caso de la abdominoplastia, el lifting o la reconstrucción mamaria. El seroma tardío puede describirse como la acumulación de fluidos serosos en las zonas intervenidas. En la mayoría de los casos el problema desaparece por sí solo, pero no siempre es así.
El nombre de seroma se refiere a una acumulación de suero y otras sustancias en una zona concreta que ha sufrido un traumatismo o que ha sido intervenida quirúrgicamente. Este suero es la parte líquida de la sangre tras eliminar las células y otras sustancias.
En las cirugías donde se diseccionan determinadas zonas, puede ocurrir que los vasos sanguíneos y linfáticos resulten dañados y no consigan absorber este líquido, quedando acumulado en la cavidad disecada. En este momento, se produce un proceso inflamatorio que puede generar molestias, sobre todo en las proximidades de la cicatriz resultante tras la operación. Su aparición suele tener lugar en los primeros diez días tras pasar por el quirófano. El tratamiento dependerá de cada caso en concreto y del grado de severidad del seroma.
Habitualmente, será el cirujano plástico quien lo detecte en las revisiones tras la intervención. Entre los principales síntomas de dicha complicación, podemos destacar los siguientes:
- Hinchazón o abultamiento en la zona de la cicatriz.
- Piel enrojecida o caliente.
- Molestias
Con frecuencia la aparición de esta complicación suele producirse entre la primera y la segunda semana de postoperatorio. La causa de las molestias no es otra que la acumulación de líquido en las capas muertas de la piel. Será esencial poner en conocimiento del cirujano este tipo de molestias, ya que resulta necesaria la realización de un diagnóstico adecuado para la elección del tratamiento más efectivo en cada caso.
Seroma encapsulado
El tratamiento se centra en extraer los líquidos que se acumulan en la zona intervenida, ya que no desaparecerán de forma natural, a no ser que se trate de un caso leve en el que el cuerpo pueda reabsorberlo. De hecho, si no se aplica un tratamiento específico a tiempo, el líquido se endurecerá dando lugar a un seroma encapsulado. Este problema afectará a la apariencia de la cicatriz y puede afectar a la naturalidad de los resultados obtenidos tras la intervención.
Además, es importante tener en cuenta que, en caso de no tratar el seroma, es posible que aparezca una infección, provocando un absceso que supura en la zona de la cicatriz. Cuando esto ocurre será necesario un tratamiento con antibióticos.
El procedimiento para extraer los líquidos acumulados puede variar en función del grado de severidad del problema y de las características del paciente. Puede hacerse mediante agujas o jeringuillas, pero también podemos hacerlo a través de un drenaje. Aunque el tratamiento para un seroma encapsulado será más complejo, pueden ser necesario fármacos más fuertes e, incluso, algunas veces una cirugía secundaria para mejorar el proceso de cicatrización y el aspecto final de la cicatriz.
Causas del seroma
Aunque el problema puede aparecer después de cualquier intervención, lo cierto es que se da con mucha más frecuencia en los siguientes casos:
- Cirugías extensas y complejas
- Cirugías que precisan drenaje después de la intervención
- Cirugías que pueden resultar lesivas para los tejidos
- Predisposición genética a la aparición de seromas
El Doctor Díaz Gutiérrez, cirujano plástico en Madrid, considera que el mejor tratamiento contra esta complicación es su prevención. En este caso, es fundamental seguir las indicaciones del cirujano y usar vendajes o prendas de comprensión todo el tiempo que sea necesario. Normalmente, cuando los seromas son pequeños o moderados no ocurre nada y se
reabsorben por sí solos.
La pericia del cirujano plástico es otra cuestión a tener en cuenta. Siempre es recomendable consultar con él las posibles complicaciones de la intervención, así como contrastar su experiencia en la aplicación de los tratamientos a los que estás pensando someterte.
Finalmente, reducir la actividad física y seguir todas las recomendaciones postoperatorias recortarán el tiempo de recuperación e influirán en los resultados finales, siendo más sencillo alcanzar la imagen deseada.
¿Hablamos de un problema frecuente?
Lo cierto es que no es una complicación frecuente, sobre todo cuando el cirujano cuenta con la experiencia y cierto bagaje profesional a sus espaldas. De hecho, lo normal es que cuando aparece un seroma, este suele ser pequeño ante las innovaciones quirúrgicas en la materia. Una de las razones por las que se ha minimizado la aparición de seromas es el uso de drenajes y vendajes especiales. Herramientas que nos ayudan a evitar que se produzca la acumulación de líquidos.
Su aparición suele darse de forma tardía, tras varias semanas y suele coincidir con la eliminación de estos mecanismos de drenaje. Pero al ser mínimos, lo normal es que se resuelvan por sí mismos con la absorción del líquido por parte del organismo.
Como ya hemos comentado, la mamoplastia de aumento es una de las intervenciones donde más encontramos esta complicación. Responde a una cuestión clave: en estas intervenciones se producen más fuerzas de cizallamiento, que provocan microtraumatismos en áreas próximas a la prótesis. Estas últimas suelen estar influidas por las inercias del movimiento y la actividad del músculo pectoral.
Ante la aparición de un seroma tardío será el cirujano quien deberá tomar la determinación de definir la mejor estrategia para eliminar el problema. Para evitar su aparición siempre se recomienda el uso de técnicas menos invasivas que favorecen la no acumulación de líquidos y que favorece los procesos de drenaje.
Sin embargo, no todos los tratamientos nos permiten seguir estas premisas. Algunas cirugías son más complejas, sobre todo cuando afectan a zonas donde podemos encontrar elementos linfáticos o ganglios. Precisamente, son estas intervenciones las que más riesgo conllevan de aparición de seromas.