LA IMPORTANCIA ESTÉTICA DEL OMBLIGO
Con frecuencia, muchos de los pacientes que acuden a mi consulta para solicitar valoración para realizarse una abdominoplastia en Madrid (donde tengo la consulta) me preguntan sobre el aspecto final que tendrá su ombligo.
Es una cuestión que les suele preocupar mucho, pues refieren que no les gusta el resultado de los ombligos que ven en fotos de internet o bien en el resultado de algún conocido que se ha sometido a este tipo de intervención.
¿DÓNDE RESIDE EL PROBLEMA?
Normalmente, al realizar una abdominoplastia, el ombligo suele ser la última parte de la intervención que realizamos y suturamos y, en algunas ocasiones, puede ser la parte menos cuidada.
Los cirujanos plásticos, en este tipo de intervención, nos preocupamos de corregir la separación de los músculos (diastasis de rectos); de eliminar el exceso de grasa en la zona abdominal mediante la realización de una liposucción previa (lipoabdominoplastia); de eliminar el exceso de faldón cutáneo que presenta la paciente e, indudablemente, de posicionar correctamente la cicatriz para que quede bien escondida por debajo de la braguita o bikini.
Pero, curiosamente, a la zona umbilical no le damos la importancia que tiene dentro del resultado estético final en la abdominoplastia.
DETALLES ESTÉTICOS DEL ABDOMEN
El ombligo es el centro visual estético del abdomen y además es una zona que no quedará nunca tapada por las prendas que normalmente tapan la cicatriz suprapúbica cuando, por ejemplo, nos ponemos un bikini en la playa o en la piscina.
Independientemente del resultado de pérdida de volumen en la cintura, corrección de laxitud en la zona o el correcto posicionamiento de la cicatriz para que no se vea a través de la braguita o bikini, si queremos conseguir un resultado perfecto y natural, es decir, un “DIEZ” en nuestra cirugía, deberemos dedicar un esfuerzo extra al final de la intervención y dedicar el tiempo y la técnica que merece ese detalle muchas veces “olvidado”.
Efectivamente, cuando analizamos resultados, vemos como en cirugías donde el ombligo se ha realizado mediante una técnica que lo deja muy exteriorizado o con una sutura que pueda dejar marca, su aspecto estropea el resultado dando la sensación de abdomen operado y poco natural.
Es más, si la paciente presenta previa a la cirugía una hernia umbilical (del propio ombligo) y no se ha corregido, este problema se suele agravar al aumentar la tensión en la zona, ya que protuye el ombligo en mayor medida tras la cirugía.
Imágenes de resultados de ombligos donde se aprecia que por tamaño inapropiado; cicatriz muy exteriorizada; marcas de sutura en la piel periumbilical, o bien, por hernia umbilical no tratada, se pierde la naturalidad y la estética de un resultado apropiado.
UN POCO DE ANATOMÍA SOBRE EL OMBLIGO
El ombligo es el remanente o cicatriz que queda tras cortar el cordón umbilical, que son “las tuberías» que nos conectan con la madre que es la que a su vez nos aporta nutrientes para el desarrollo durante la etapa fetal. Una vez cortado el conducto cuando nacemos, este se atrofia u oblitera quedando solo la cicatriz en la piel del abdomen.
En el ombligo podríamos definir dos zonas. La primera o “tallo del ombligo”, es aquella cicatriz interna de forma tubular que va desde la pared muscular abdominal hasta la parte externa cutánea. Esta segunda zona o “parte externa cutánea” (piel umbilical), con forma más o menos circular se encuentra exteriorizada en mayor o menor medida dependiendo del grosor del paniíulo adiposo circundante.
Las hernias umbilicales se originan por la falta de cierre en dicho conducto, o bien, por una debilidad en la zona del ombligo del ligamento que une los músculos rectos abdominales en la línea media (llamada «la línea alba»).
¿CÓMO CREAMOS EL NUEVO OMBLIGO?
En la cirugía de la abdominoplastia, al levantar el faldón abdominal de piel y grasa, lo que hacemos es separar todo el ombligo, cortando la parte cutánea del mismo de la piel circundante de modo circular y separando después el tallo de la grasa del faldón. Es así como nos queda completamente independizado el todo el ombligo (parte cutánea y tallo), además de anclado y nutrido solamente por su unión a la pared muscular del abdomen.
Una vez realizada la plicutura de la pared muscular, flexionamos a 45 grados la cama del quirófano con el fin de poder resecar el exceso de piel y grasa abdominal bajo una tensión controlada.
Tras esta maniobra reposicionamos el faldón abdominal en su futura localización y, con un instrumento específico, localizamos la nueva posición del ombligo en la piel del abdomen, procediendo a realizar su desembocadura mediante una apertura con bisturí en dicha piel.
Y en este punto reside el éxito de conseguir un ombligo más o menos natural pues, en la práctica, existen muchas maneras de realizarlo: desde proceder a una sutura directa de la piel del ombligo a la piel del abdomen hasta diferentes técnicas de fijación de la parte cutánea o interiorización a la pared muscular con el fin de que no sobresalga y no se vean las marcas de los puntos.
Lo fundamental para conseguir un ombligo natural y estéticamente adecuado según nuestra experiencia se basa en tres aspectos:
1. Que el futuro ombligo quede umbilicado y con una profundización adecuada con respecto a la piel circundante.
2. Que la apertura en la piel tenga el tamaño adecuado
3. Que las suturas no dejen restos o marcas en la piel del abdomen que rodea al ombligo.
CASO CLÍNICO 1:
Resultado tras abdominoplastia y neoumbilicoplastia con nuestra técnica personal.
CASO CLÍNICO 2:
Resultado al tercer mes tras abdominoplastia con la creación del nuevo ombligo cumpliendo las tres premisas descritas, donde se puede apreciar el resultado natural y adecuado, potenciando la imagen de naturalidad en la abdominoplastia.
¿Y QUÉ PASA CON LA HERNIA UMBILICAL SI EXISTE?
Si añadido a los problemas de la cirugía del abdomen existe una hernia umbilical, es fundamental proceder a repararla en el mismo acto de la abdominoplastia.
Si no se lleva a cabo, el problema será peor ya que, al aumentar la tensión en la zona tras la reparación de la diástasis de rectos abdominales, normalmente la hernia se agravará protuyendo más el ombligo y, por tanto, empeorando el resultado estético.
Generalmente la reparación no es complicada. Una vez que tenemos independizado el ombligo de manera completa como hemos explicado previamente, procedemos, a través de una apertura en el tallo, a reducir la hernia y cerrar el conducto interno mediante suturas. Con nuestra técnica son muy excepcionales los casos en los que tenemos que utilizar las problemáticas mallas de reparación de hernia.
CASO CLÍNICO 3:
Resultado al año tras abdominoplastia con plicatura de rectos por gran diástasis con hernia umbilical asociada severa. Se procedió a la reparación de la hernia previo a la creación del nuevo ombligo. Obsérvese con la braguita como no se aprecian signos externos de la cirugía.
¿Y SI SOLAMENTE PRECISO REPARARME UNA HERNIA UMBILICAL?
Si el problema que presenta es solo la presencia de una hernia umbilical, con nuestra técnica personal de reparación sin cicatriz externa y sin la utilización de mallas (las cuales pueden producir intolerancias y rechazos), podremos conseguir eliminarla, creando un nuevo ombligo que cumpla con sus expectativas estéticas.
CASO CLÍNICO 4:
Resultado al tercer mes tras mastopexia periareolar con prótesis y reparación por mínima incisión hemiumbilical de la hernia umbilical severa sin utilización de mallas.
Si está pensando en operarse de una abdominoplastia en Madrid o necesita reparar una hernia umbilical, no dude en pedir una cita con nosotros. Somos especialistas en cirugía estética del abdomen y podremos recomendarle lo más adecuado para su caso.