Aunque no es un problema muy frecuente, sólo afecta a un 3% de la población, es una patología muy molesta. Cuando la padecemos podemos comenzar a sudar en los momentos menos apropiados. El principal problema es que no podemos controlarlo. Muchos pacientes que padecen hipersudoración acaban por desarrollar secuelas psicológicas como la pérdida de seguridad o confianza en sí mismo o la merma de su autoestima. Esta afección influye en gran medida en la vida social de las personas que lo padecen. Afortunadamente, puede solucionarse y ya existen tratamientos estéticos para acabar con este problema que puede convertirse en muchos casos en una pesadilla.
La sudoración es el mecanismo de defensa que nuestro organismo aplica para combatir las elevadas temperaturas. Es normal sudar en según qué situaciones. Sin embargo, cuando sudamos de forma excesiva en situaciones de calma puede tratarse de una anomalía en el proceso de transpiración. Como ya hemos comentado, puede terminar por convertirse en una afección molesta y limitante. Es precisamente en este momento cuando deja de ser algo normal y se convierte en una patología.
¿Cómo detectar la hiperhidrosis?
Sudar en días en los que no hace demasiado calor o sin realizar ningún esfuerzo físico o actividad deportiva es uno de los indicios que pueden hacernos sospechar. Pero, además, una persona que suda de forma excesiva, producirá cinco veces más cantidad de sudor para regular su temperatura corporal. Otra de las desventajas de esta patología es que las personas que la padecen suelen mojar la ropa, por lo que esta se deteriora más rápido. El mal olor de los pies por sudor es otro de los síntomas. Además, este tipo de pacientes tendrán casi siempre húmedas las axilas y las manos.
El problema se traduce en una desregulación de las glándulas sudoríparas que, generalmente, suele aparecer durante la pubertad o la adolescencia. El sudor se localiza, en mayor medida, en zonas localizadas como las axilas, las manos o lo pies, porque es aquí donde encontramos más glándulas encargadas de producir el sudor.
El Doctor Díaz Gutiérrez, cirujano plástico en Madrid, fue uno de los pioneros en aplicar la toxina botulínica para corregir el problema. Una solución mínimamente invasiva, que nos permite conseguir los mejores resultados posibles. En ocasiones, la sudoración excesiva puede ir acompañada de mal olor lo que recibe el nombre de bromhidrosis. Las glándulas sudoríparas producen un fluido espeso que al entrar en contacto con las bacterias de la superficie de la piel generan el mal olor.