Las hernias de ombligo, también llamadas umbilicales, son las que más aparecen en la pared abdominal. Al igual que cualquier hernia, es el resultado de un orificio a través del cual sale un tejido o líquido. En este caso, ¡el orificio sale de la pared peritoneal!
Esta hernia puede aparecer en recién nacidos, en niños o en adultos. Para cada edad, las causas de la hernia son diferentes.
Se añade que el tratamiento es quirúrgico en la mayoría de los casos: la cirugía debe reparar la fisura en la pared abdominal, considerando que el ombligo es una cicatriz preexistente.
¿Por qué aparece una hernia de ombligo?
Son varias las razones que causan este tipo de hernia. Además, es importante considerar las características del paciente e incluso los tratamientos cambian de acuerdo a esta edad.
Veamos las razones más comunes que propician una hernia de ombligo a continuación:
- Hernia de ombligo en recién nacidos: después del nacimiento, el orificio del cordón umbilical se cierra de manera natural. Si este edificio no se cierra, aparece una hernia umbilical (es el único caso que suele no necesitar cirugía).
- Hernia de ombligo en niños: por lo general, son hernias de recién nacidos no resueltas, bien sea por un tratamiento inadecuado o por falta de atención. En este caso, si es necesaria una intervención quirúrgica.
- Hernia de ombligo en adultos: son más complejas, siendo su causa más común la realización de esfuerzos físicos intensos. Además, son más frecuentes en personas con obesidad. La razón es que los tejidos abdominales se tornan más débiles. Lógicamente, se requiere de una operación.
Es importante indicar que las hernias de ombligo tienden a crecer. Por lo tanto, no es nada prudente descuidarlas.
En ciertos casos, los pacientes sospechan que algo anda mal, sin embargo, no saben con exactitud qué sucede en la región anatómica del ombligo. Por ello, la visita al especialista es obligatoria.
Diagnóstico de una hernia de ombligo
La hernia de ombligo es bastante evidente, por lo que su diagnóstico no es nada complicado. No obstante, el problema suele presentarse cuando el inconveniente está en fase inicial.
En tales casos, la hernia es pequeña y muchas veces los pacientes la consideran algo “pasajero” o “menor”. Veamos algunos aspectos de interés.
- Aparición de un bulto a nivel umbilical: es el principal indicio de estas hernias. Este bulto sale del ombligo o muy cerca. Se manifiesta en una deformación, donde el ombligo se observa como si se “estuviera saliendo”.
- Ecografía: si el bulto es pequeño, lo mejor es hacer una ecografía para descartar. De esa manera, se logra ver la pared peritoneal fisurada. También, si lo que escapa por la hernia es tejido o líquido.
- Dolor: es una hernia umbilical que produce mucho dolor al paciente. Este dolor aparece en ciertas posturas o al cargar objetos pesados y también al hacer deposiciones en el baño. Además, con el tiempo, se torna incómoda y tiene complicaciones.
Es importante tratar la hernia de ombligo, ya que con el tiempo puede quedar comprimida. Esto conlleva a una infección conocida como “peritonitis”, que puede ser fatal en la persona. Además, todo se complica si lo que sale por la hernia es parte del intestino.
En adultos, el tratamiento siempre es quirúrgico. El detalle es que el ombligo ya es una cicatriz, por lo que es un punto débil en la pared abdominal. Por eso, se recomienda usar una malla para evitar que la región se vuelva a romper y reaparezca la hernia.