Uno de los tratamientos de rejuvenecimiento para el rostro más demandados es el lipofilling facial, que consiste en rellenar el volumen de ciertas zonas utilizando grasa del mismo paciente, que se consigue a través de una liposucción. Se trata de una intervención sencilla, indicada para rejuvenecer las áreas del rostro alrededor de los ojos, las arrugas, o para tratar las mejillas hundidas o hacer un remodelado de la mandíbula, por ejemplo. Se juega así con el volúmen y la tersura de la piel, y para llevar a cabo este procedimiento es necesario seguir una serie de pasos importantes.
Preoperatorio y cirugía de un lipofilling facial
Antes de proceder con un tratamiento de este tipo, lo primero siempre es acudir a una clínica de confianza para valorar si el paciente es apto para el mismo. Este primer paso, implica analizar el estado de salud del paciente a través de la historia clinica detallada , su edad, las expectativas, qué zona del cuerpo será la donante de grasa, qué áreas son las que se van a tratar y si hay cirugías asociadas. Es fundamental aquí hacer una valoracion preoperatoria muy completa.
Una vez que todo está claro, llega el momento del procedimiento, y lo primero será aplicar la anestesia, extraer la grasa, y luego infiltrarla en las zonas a tratar de forma progresiva. En la clínica del Dr. Díaz Gutiérrez utilizamos también la técnica del NANOFAT, que está más enfocada en la regeneración y recuperación de los tejidos que han ido envejeciendo con el paso del tiempo, en lugar de centrarse en el volumen.
¿Qué pasos seguir después de un lipofilling facial?
Después de un lipofilling facial el resultado es inmediato, pero es necesario dar un tiempo para notar los resultados definitivos. Además con el nanofat estos tardan en apreciarse entre 6 y 8 meses después de la intervención.
Además, hay que tener en cuenta algunas recomendaciones que son clave para una adecuada recuperación, como tratar de mantener los apósitos colocados en el rostro, al menos hasta la primera revisión con el cirujano.
Por otra parte, para evitar las molestias derivadas de la cirugía, es habitual tomar algún tipo de antiinflamatorio o incluso antibiótico, siempre bajo las indicaciones del médico.